Un trabajo previo para que salir a la calle con niños sea emocionalmente beneficioso para ellos
- Post by: IBSAL
- 22 abril, 2020
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Mónica Fernández, psicopedagoga y orientadora familiar.
Invía Psicopedagogía. @Inviapsicopedagogia
Ayer el consejo de Ministros ha aprobado que los menores de 14 años “puedan acompañar a los adultos responsables de su cuidado en los desplazamientos que estos pueden realizar con arreglo a lo dispuesto por el artículo 7 del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo” (Acuerdo consejo de Ministros 21/04/2020). A lo cual ha incluido horas más tarde, la posibilidad de poder realizar también paseos cortos en compañía de un adulto. Es decir, que tenemos el permiso para que los menores de 14 años nos acompañen a la compra, a la farmacia y a aquellos recados que podemos llevar a cabo los adultos dentro de las condiciones del estado de alarma, además de poder sacarlos a dar paseos cortos en los que, en espera de las medidas específicas que se publiquen este domingo, sabemos que, como mínimo, no podrán acercarse a otros niños ni usar los elementos comunes de parques.
Esta es, sin duda, una buena noticia, sí, pero no confundamos las cosas, no podremos ofrecerles aún esa socialización que tanto necesitan, o la posibilidad de moverse por la calle libremente y desahogarse. No lo confundamos porque no sería adecuado transmitirles una ilusión basada en que “por fin podemos salir”, fomentar que se imaginen que podrán hacer todo aquello que echan de menos, y después dejarles que vivan la frustración de lo poco que, por ahora, les podemos ofrecer.
Aun así, todos esperamos con ansia a que llegue el próximo lunes y podamos ofrecerles una pequeña dosis de espacios abiertos. Pero también imaginamos la situación con ansiedad y dudas. Como responsables de su seguridad física y emocional tenemos miedo de que mientras estemos fuera haga algo que le perjudique, miedo de que toque, miedo de que corra a abrazarse a otros niños que nos encontremos por la calle, y miedo de que sea más frustrante para él salir con tantas restricciones que quedarse en casa.
Desde luego que esta medida viene como agua de mayo para aquellas familias cuya única opción para que sus hijos tomen el aire o reciban un poco de sol, es una escasa ventana. Estos niños necesitan salir, y por su salud se están tomando estas medidas.
Pero tenemos que ser muy conscientes de que salir, simplemente salir, no tiene que ser una experiencia emocionalmente positiva por sí misma. Porque salir a la calle con tu hijo y con el miedo, ambos de la mano, no es una buena combinación; porque salir a la calle con tu hijo, para terminar, ambos, frustrados y peleando sobre lo que puede o no puede hacer, no es el escenario ideal. Que esto sea una experiencia positiva está en manos de los padres y las madres. Hacer que esta nueva posibilidad que se le ofrece a nuestros hijos, sea beneficiosa psicológicamente para ellos, y también para vosotros, requiere un pequeño, pero importante, trabajo previo por vuestra parte.
¿Qué podemos hacer para propiciar que estas salidas sean emocionalmente beneficiosas para nuestros niños?
En primer lugar, debemos analizar bien qué podemos y qué no podemos hacer con ellos. Estar bien informados es importante para tener un sentimiento de seguridad basado en que estamos cumpliendo las recomendaciones de nuestros expertos. En este sentido, el Gobierno nos ha prometido una guía aclaratoria sobre las medidas que regirán este pequeño alivio del confinamiento para nuestros niños y niñas.
En segundo lugar, cada uno de nosotros debería de tomarse un tiempo para pensar si se siente cómodo con lo que va a suceder cuando salga con su hijo. Analiza qué te asusta de estas salidas, decide cómo vas a reaccionar y qué le vas a decir cuando veáis a otros niños y no pueda acercarse, piensa de antemano qué vas a hacer cuando toque con las manos el suelo y luego vaya a tocarse la boca. Planifica qué vas a hacer, porque tu hijo necesita que lo hagas con calma y con normalidad, necesita que le transmitas, mientras estéis fuera, que todo está bajo control.
Una vuelta por el barrio llena de “¡Pero qué haces, no te dije que no se podía tocar nada!” añadirá, sin duda, más ansiedad a la lista de emociones que ya están sintiendo nuestros hijos, y nosotros mismos. Sabes que tu hijo va a tocarlo todo, sabes que es imposible que se quede quieto si lo llevas contigo a por el pan, sabes que va a pedirte con insistencia ir a los columpios del parque porque solo caminar por la calle es muy aburrido… Así que ten preparado cómo vas a reaccionar para no trasmitirle miedo e inseguridad. Con un, “Ven, que como has tocado ahí te voy a echar un poco de gel en las manos”, es suficiente para que ambos podáis sacarle un mejor partido a estas pequeñas salidas sin añadir más tensión emocional a la que ya tenemos todos. Pero para encontrar esa calma necesitamos analizar de antemano lo que creemos que va a suceder y cómo nos gustaría reaccionar a ello.
Trasmitirles una sensación de seguridad y calma han sido claves importantes para que nuestros pequeños se adaptaran a la situación de confinamiento. Y ahora tienen que volver a ser nuestras claves para que ellos puedan ir viviendo las nuevas medidas, las nuevas realidades, desde una seguridad emocional.